Hace años cuando comencé la Universidad andaba en mi guaguita que me regalo mi papa. Cuando estaba en tapones o me daban cortes de pastelillo me desquitaba golpeando el guía. Una vez de camino a la universidad, gire hacia la izquierda en un semáforo y la bocina se quedo pegada sonando alborotosa. Esto sucedía cada vez que giraba. Qué terrible experiencia porque todo el mundo me miraba y me insultaban pensando que yo les tocaba bocina para que se movieran. El jueguito me salió caro porque tuve que cambiarle la bocina al carro. De esa aprendí a no desquitarme más con la bocina.
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